viernes, mayo 26, 2006

Un día fatídico

Mañana: Me despierto tarde porque anoche desvelada no pude descansar bien. Me levanté con dolor de garganta y de cabeza. Tenía que recoger un paquete certificado para mi hermana en el centro de Málaga. Monto en el bus urbano y le pido al conductor que me avise al llegar a correos... se equivoca y me deja a tres cuartos de hora de la oficina. Cuando llego me informan de que se ha abierto una nueva en mi zona, por lo que mi paquete ha sido trasladado a mi barrio. Respiro hondo y monto de nuevo en el bus.

Medio día: Llego a mi piso cansada. Me miro la garganta al espejo y me preocupo. Llamo por télefono a mi casa de Antequera y mi hermana me aconseja que me lleven al hospital. Siento mareos, nauseas y estoy débil... así que me obliga a que no me duche, pues si además me caigo en la tina la liamos. Pienso que me da tiempo y me ducho. Suena el télefono, salgo corriendo de la ducha y resbalo de costado en el pasillo. Choco contra el pilar y me hago una herida. Me veo la sangre y me mareo... el teléfono sonando. Me tiendo en la cama de matrimonio para que se me pase el mareo... el teléfono sonando. Decido cogerlo para que no se preocupen y en el trayecto de la cama al salón pierdo el conocimiento cayendo redonda al suelo, dándome en la barbilla, en la mano, en la pierna... no recuerdo nada.

Tarde: Tras una hora entre risas y lágrimas mi padre me lleva al hospital. No hay aparcamiento, así que en el kilómetro andando hasta la clínica se me llena el pantalón de sangre. Es en la sala de espera donde me veo el pantalón manchado y vuelvo a sentirme mal. Pierdo el conocimiento. Me despierto en la UCI. Me preguntan las enfermeras cuál es mi problema: "miedo a la sangre" les dije... me regañaron y se rieron.

Durante el día me regañaron mi hermana, mi madre, mi padre, mi hermano, las enfermeras, el médico, mis amigas... Me diagnosticaron faringe roja con placas, glucemia baja, contusión a nivel de cara anterior de la pierna izquierda y pérdida de conocimiento.

Y todavía me queda la noche... mejor me rindo y me acuesto.


jueves, mayo 18, 2006

Luces y sombras

Por aquel entonces yo admiraba todo lo relacionado con el ambiente universitario: la capital, la independencia, la gente... me gustaba dar paseos por el campus y que me confundieran con una más. Mientras, mi hermana se encargaba de la voz de la experiencia respondiendo a todas mis impertinencias. Y en uno de aquellos paseos me hizo un comentario que con los años terminaría haciéndo mio:

"La ida no está mal ¿eh? vas de día, el sol dándote en la cara, los estudiantes bajando... pero la vuelta es un poquillo diferente..."

Y mirando hacia la izquierda, según se sube la cuesta a mi piso y señalándome el Hospital Clínico de Málaga, me explicó:

"Es vista obligada. La oscuridad de la noche hace demasiado contraste con la luz de las habitaciones, que se encarga de dibujar siluetas en su interior."

Desde entonces, me acostumbré a mirar esas sombras esperanzadas con sensación agridulce. El caso es que... ahora que soy yo uno de esos contornos en la luz en la noche, me toca mirar por la ventana a la gente que, diligentemente, pasea su vida calle-abajo/calle-arriba sin ser conscientes de la suerte que tienen.