miércoles, junio 21, 2006

Cuéntame...

... le digo siempre que la veo. Tiene 84 años y, aunque es mi "abuelilla", sólo me une a Ella el afecto y el cariño de cuidarnos (a mis hermanos y a mi) en los primeros años de vida. Ella fue nuestra primera palabra, nuestros primeros pasos y nuestras primeras papillas... cuenta más historias y anécdotas de nuestra infancia que mis propios padres.

Es comunista y presume de ello. Siempre añade la frase que da título a todas sus historias: "Yo no nací comunista, a mí me hicieron". Hace 70 años, unos vecinos convencieron a su padre de que votara al partido republicano, lo cual fue suficiente para que en un almuerzo le mataran de un tiro a bocajarro en presencia de su esposa y de Ella. Su hermano fue fusilado en un campo de concentración por el mismo motivo. Me gusta pelearle y decirle que los rojos eran tan malos como los azules, para provocarle que defienda con más argumentos su postura y así escucharla más rato. Es un auténtico placer, comparable a pocos, escuchar a una persona mayor contar sus experiencias... pero es que Ella es sentimiento en cada palabra.

Todo su entorno la delata: Su llamador es rojo, suele llevar un pañuelo de Picasso atado al cuello y siempre camina por su izquierda. Días antes de las votaciones electorales me suele invitar a comer. Al lado de mi plato siempre hay un sobre preparado para que yo lo meta tal cual en la urna y, con tal de que se quede tranquila, siempre lo guardo. Una vez iba por la acera y llovía, así que el choque entre paraguas con los que venían de frente era inevitable. Entre tanto alboroto, pasó un hombre con prisas... y vino a encontrarse con Ella:

- ¡¡¡Apártese Señora!!! ¿No ve que voy por la derecha? - mi abuelilla frenó en seco; en alto y de forma contundente respondió - ¡¡Siga usted por su Derecha!! ¡A ver quien tiene cojones de quitarme a mi la Izquierda!

Es una señora de los pies a la cabeza. Conoce los buenos modales mejor que nadie, pero no le toques el tema de política... es el único momento en el que suelta cada taco que madre mía. Cuando viene a comer a mi casa, mis hermanos y yo le hablamos de Franco o buscamos a Rajoy (antes Aznar) en los telediarios para escuchar su:

- Si yo no tengo nada en contra de ese pobre hombre, ¡sino en contra de la puñeterísima madre que lo parió!

Es Única. Independientemente de su inclinación política, su fuerte personalidad me tiene "prendá". No es mi pretensión, ni mucho menos, desprestigiar a quien piense distinto. Traerla a mi espacio es sólo una forma más de quererla.