lunes, marzo 12, 2007

Caminando...

A 11.000 metros de altura todo se ve insignificante... o mejor, igual de significante. ¡Roma o Marsella no se distinguen de Antequera!

Muchas horas a tanto del suelo. Miras hacia abajo y ves el mundo a tus pies... ¡tienes el mundo a tus pies! y con él millones de vidas que cumplen la rutina diaria de vivir. Que yo también la cumplo en ese momento, claro, pero qué perspectiva la mía...

Aterriza el avión, y con él toma tierra tu cuerpo, y con tu cuerpo tu mente, y todo vuelve a tener distinta altura. Vuelves a asumir la sensación de lo inalcanzable...

Pero también es cierto que sin tierra firme no hay impulso que valga.