Aquellos días que trasnochando apenas dormía, fue en los que despierta más soñé. Y si alguna noche ya
dormida Tú me despertaste, fue para empezar a soñar antes.
Ahora ya no estás. Ahora sólo sueño
dormida y cuando despierto, simplemente recuerdo… recuerdo que aquellos días Tú
fuiste protagonista indiscutible de cada uno de mis sueños.
Aprendí mucho contigo, de ti y de mí. Escuché que para dejar huella hay que quedarse un poco en lo que se hace. Siento como si me hubieses regalado
la parte más mágica de tu compañía y se hubiera quedado a vivir conmigo.
De nuevo todo quedará en eso, en un envidiable recuerdo. Me quedará
siempre la dulce duda de qué hubiese sido. Quizá esta sea la mejor
manera de eternizarlo.